“Siempre me gustaron los deportes y la competencia mientras crecía. De niña mi madre siempre me hablaba sobre ir a la universidad para que cuando me graduara pudiera obtener un buen empleo, trabajar mucho y tener éxito y ser independiente. Me gradué y encontré un puesto para trabajar con niños con discapacidad de desarrollo en un hospital estatal. Pasé los primeros cinco años inmersa en mi trabajo, y los cinco años siguientes buscando una salida. Siempre tuve trabajos a tiempo parcial, pero no podía encontrar nada que me hiciera sentir segura de una carrera sustancial. Siempre quise algo donde pudiera plantar mi bandera, ponerle mi corazón y hacer algo especial con mi vida. Cuando me senté en mi primera reunión de Primerica, vi un ambiente limpio y saludable donde no tenía que jugar a la política, adular a nadie ni ir a cócteles para ganar mis ascensos. Me dijeron que si trabajaba mucho podría ganar mucho dinero. Ya estaba trabajando mucho, sólo que no estaba ganando mucho dinero”.

“Estoy más emocionada hoy que nunca antes. ¡Me encanta Primerica! Tengo una vida impulsada por objetivos y no puedo esperar despertarme todos los días y hacer algo importante. Agradezco a Dios todos los días por la oportunidad de hacer algo que me gusta,… algo que me permite dedicar mi corazón a otros y hacer una fortuna. ¡Creo que nací para hacer este negocio y siento que soy la persona más feliz del mundo!”